jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Nativos o inmigrantes digitales?

El tecnólogo Marc Prensky define dos grandes grupos en el mundo tecnológico: los nativos digitales, para los cuales Internet existe desde que tienen uso de razón y que englobaría a los jóvenes que actualmente tienen entre 15 y 18 años; y los inmigrantes digitales, que son aquellas personas que aunque no hayan nacido en la era digital se han adaptado a ella.

En mi caso, simplemente por edad, me tendría que considerar una inmigrante digital, ya que sí es cierto que no nací ni con un ordenador, ni con una tablet, ni con un smartphone bajo el brazo, pero también es cierto que todas esas tecnologías, a medida que surgieron, se fueron introduciendo en mi vida cotidiana de una manera natural. 
Por ejemplo, yo no recuerdo cuando tuve mi primer móvil, ni cuando usé Internet por primera vez, pero sí recuerdo que fue cuando era sólo una niña. 
Recuerdo el ordenador que  sólo funcionaba con MS-DOS, que muchos de los nativos digitales ni conocerán, o el juego de arcade llamado Arkanoid, muy popular en los años 90 y que despertó un gran interés en la juventud y que hizo que muchos de estos jóvenes iniciaran sus prometedoras carreras como programadores, dando a luz años después juegos que actualmente son mundialmente conocidos 
Entonces, me debo considerar inmigrante o nativa digital, porque no me veo reflejada en ninguno de los dos grupos, no considero que definan con exactitud mi relación con la tecnología, no me siento identificada en ninguno de los dos, a mi parecer faltaría un tercer grupo intermedio en el que yo, como muchos otros de mi edad, se verían mejor reflejados. 

martes, 23 de septiembre de 2014

Camino hacia la Universidad

Hola! Soy Tània y os explicaré como llegué hasta la UB.

Durante toda mi infancia y juventud recuerdo haber querido ser actriz, de hecho dejé el instituto al comenzar el Bachiller y me matriculé en una escuela de Arte Dramático, en la cual cursé 4 años y conseguí mi titulación, eso sí, no reconocida oficialmente por ningún organismo, pero eso ya es otro tema. Al acabar, dejé el que era por aquel entonces mi trabajo, y me dediqué a moverme por el "mundillo de la farándula". Hasta que un buen día recibí una notificación de esa gran empresa llamada Inem, en la que me decía que, por obligación, debía participar en algún curso formativo, y así lo hice. Me apunté a un curso de Monitor/a de Ocio Infantil y Juvenil, sin muchas expectativas pero sí con mucha ilusión. La sorpresa fue descubrir que no sólo me apasionaba esa profesión, sino que además se me daba bien. Podía combinar teatro y danza, lo que llevaba haciendo desde bien pequeña, con el mundo de la educación social. Comenzó así mi camino por casales, ludotecas, colegios... Hasta llegar a un día, en que mis ganas de aprender y seguir formándome, me llevaron de cabeza a prepararme para ese examen que me permitiría acceder a la universidad. ¡Y lo conseguí!
Así que aquí estoy, con 30 años y en la UB, con muchísimas ganas y con un largo camino por delante.