El tecnólogo Marc Prensky define dos grandes grupos en el mundo tecnológico: los nativos digitales, para los cuales Internet existe desde que tienen uso de razón y que englobaría a los jóvenes que actualmente tienen entre 15 y 18 años; y los inmigrantes digitales, que son aquellas personas que aunque no hayan nacido en la era digital se han adaptado a ella.
En mi caso, simplemente por edad, me tendría que considerar una inmigrante digital, ya que sí es cierto que no nací ni con un ordenador, ni con una tablet, ni con un smartphone bajo el brazo, pero también es cierto que todas esas tecnologías, a medida que surgieron, se fueron introduciendo en mi vida cotidiana de una manera natural.
Por ejemplo, yo no recuerdo cuando tuve mi primer móvil, ni cuando usé Internet por primera vez, pero sí recuerdo que fue cuando era sólo una niña.
Recuerdo el ordenador que sólo funcionaba con MS-DOS, que muchos de los nativos digitales ni conocerán, o el juego de arcade llamado Arkanoid, muy popular en los años 90 y que despertó un gran interés en la juventud y que hizo que muchos de estos jóvenes iniciaran sus prometedoras carreras como programadores, dando a luz años después juegos que actualmente son mundialmente conocidos
Entonces, me debo considerar inmigrante o nativa digital, porque no me veo reflejada en ninguno de los dos grupos, no considero que definan con exactitud mi relación con la tecnología, no me siento identificada en ninguno de los dos, a mi parecer faltaría un tercer grupo intermedio en el que yo, como muchos otros de mi edad, se verían mejor reflejados.